¿Cómo mantener los sueños, la esperanza, la certeza y la confianza cuando todo parece incierto?
La respuesta no está en controlar el mundo, sino en dejar de alimentar la narrativa de todo lo que “debería pasar” para que mi vida vuelva a estar bien.
Pese a todo, las noticias se trascienden con nuestra capacidad de volver a soñar.
Soñar no es un acto ingenuo, sino una forma profunda de mantenernos vivos.
Entre más grandes nuestros sueños y la determinación de volverlos realidad, más pequeños se vuelven los problemas. Todo adquiere un sentido. Todo se convierte en parte del camino de creación. La perspectiva cambia. El alma respira.
Porque un sueño nace con un deseo. Pero hay dos clases de sueños: aquellos que anhelan lo material —y eso está bien, pero son efímeros— y aquellos que te conectan con el bienestar y una sensación expansiva de vida.
Lo más lindo de los sueños es que traen vida y esperanza. Pero para que el sueño trascienda la ilusión que enciende la esperanza, necesitamos transformarla en certeza.
La certeza nace cuando el sueño depende solamente de ti: de tus habilidades, tus capacidades, pero sobre todo, de tu confianza en la vida.
Tu confianza en que el universo confabula contigo para volver todos tus sueños realidad, en el momento perfecto y del modo más amoroso.
No de las noticias ni de las circunstancias, sino de tu decisión diaria de sostener la vida desde el corazón; dejando que sea él quien recuerde cuál es el bienestar que quieres vivir.
No se trata de imaginar cosas imposibles sino de aprender a soñar con emociones:
Sensaciones y sentimientos que cada día se vuelven realidad.
Y entre más sueñas, más grandes y más plenas las experiencias.
Porque cuando sueñas con bienestar, lo material se convierte en una pequeña expresión de la emoción que le pones a la vida.
¿Y cómo se sueña con emociones?
Empieza por preguntarte todos los días, y tantas veces como quieras:
¿Cómo me quiero sentir?
¿Cómo me quiero sentir hoy?
Con el desayuno, al tomar un café, al contestar una llamada, al llegar a la oficina, al darle un beso a tus seres queridos… ¿Cómo me quiero sentir?
El corazón siempre responde con expresiones de vida expansivas, y tu mente y tu cuerpo escuchan. No he conocido un solo corazón cuya respuesta sea triste o limitada. Todas hablan el mismo lenguaje: amor, libertad, confianza, independencia, poder creador.
Reconocer la voz del corazón es darle un nuevo oficio a la mente.
Permitirle trabajar contigo —no en tu contra— para crear la emoción, el sueño, que sostiene tus pasos.
Cuando la mente se pone al servicio del corazón, deja de hacer películas que distraen o deprimen y comienza a tejer realidades de bienestar.
Organiza, concreta y sostiene la energía que da forma a la vida que eliges.
Haz la prueba:
Al final de cada día, detente un momento.
Pregúntate cómo te sentiste y qué emoción estás alimentando.
Si no te gusta la respuesta, no te castigues.
Solo recuerda que mañana puedes elegir otra…y hoy, ahora, en este momento, incluso para dormir también.


3 comentarios en «¿Qué será de mí?»
Muy bonito muchas gracias
Gracias Jean Paul. Lo que más me gusta de esta reflexión es lo que se refiere a la confianza. Estoy convencida por experiencia propia que todo se da cuando debe ser y si no se da, es por una razón superior que aunque desconozcamos muy seguramente nos protege de algo que nos daña, por eso debemos trabajar por lo que queremos pero sin forzar nada…..
Así es !!
Cada día agradecer y atraer lo mejor para mí mayor bien y para el bien de todo el mundo